Insultos y agresiones

Los concejales de Plataforma, perseguidos por un grupo de manifestantes.

Después del pleno municipal del sábado se registraron una serie de incidentes que ayer relatamos sucintamente para no empañar el hecho verdaderamente noticiable, la constitución del nuevo Ayuntamiento. Ayer, resumimos los hechos violentos en un párrafo, que ha merecido comentarios de todo tipo. Hoy con más tranquilidad ampliamos esta información, con el deseo de que no vuelva a ocurrir.

Más de 200 indignados y otros miembros de colectivos ciudadanos gritaron “fuera fascistas del Ayuntamiento” cuando los tres concejales de Plataforma per Catalunya (PxC) abandonaron el Consistorio, acompañados por tres o cuatro familiares y amigos. 

Los gritos fueron en aumento y comenzaron los insultos por parte de algunos de los concentrados. En ese momento lo más prudente hubiera sido regresar al Ayuntamiento o abandonar la plaza rápidamente, pero los tres nuevos ediles municipales se quedaron plantando cara a los manifestantes. Sergio Palomo y Gerardo Serrano tuvieron una actitud pasiva. En cambio, su compañero, Juan Gómez Montero, se encaró varias veces con algunos participantes de la protesta. Ante el bar Xocalà, una mujer  con un niño en brazos les llamó “fascistas, xenófobos y racistas”. 

Acto seguido, los tres concejales comenzaron a bajar hacía el paseo Llorenç Serra y fueron seguidos por unos doscientos manifestantes que les pedían que se marcharan de la ciudad para siempre. Les gritaban “fuera fascistas de Santa Coloma”, y Juan Gómez tarareaba la frase con ellos, mientras sonreía y hacía distintos gestos con sus manos.

La tensión fue en aumento y en la puerta del bar Toribio se produjeron los primeros zarandeos y algún escupitajo. Sinceramente, no soy capaz de decir quien comenzó la agresión ante el tumulto que se originó en un instante. Vi como un hombre, con un niño en la mano, arrojaba un coche de juguete de grandes dimensiones contra los concejales de Plataforma y como Juan Gómez lo recogía del suelo y lo lanzaba contra sus perseguidos con la misma virulencia. Luego vi como el concejal de Plataforma le soltaba un puñetazo a un chico y trataba de zafarse de sus perseguidores con otros golpes y patadas. Los manifestantes les rodearon, insultaron y zarandearon, y lanzaron tres o cuatro sillas contra los miembros de Plataforma. En ese momento, media docena de policías de paisano extendieron sus porras metálicas y golpearon a los más exaltados, mientras cuatro agentes más se refugiaban en Casa Pepe con los tres concejales de Plataforma. Esperaron un rato y les evacuaron hasta el garaje donde tenían sus coches.

Juan Gómez había tenido bastante con 10 minutos como concejal para verse involucrado en el primer incidente violento.